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El cuerpo habitado propone la exploración de la superficie del cuerpo humano como una geografía para habitar, el habitante no está definido, más bien es una reminiscencia sobre una historia náhuatl que habla del monstruo femenino de la tierra, y que sobre la superficie de su ser se desarrolla la vida. Con esto en el imaginario, un poncho de tela sobre un cuerpo femenino empieza a llenarse de trazos de hilo que van marcando y remarcando los ríos, las cuencas, los valles, etc y finalmente las ciudades ficticias e intuidas del cuerpo habitado del monstruo de la tierra.

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